La sesibilización por sí sola no es suficiente. Debe ir acompañada de buenas políticas y buenas prácticas de empleo

Belinda Pyke

Fundación ONCE participará en el Foro de Empleo de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid.

Belinda Pyke, directora del departamento de igualdad y antidiscriminación de la Comisión Europea, nos ofrece su punto de vista sobre la situación que están atravesando las personas con discapacidad en un momento económico poco favorable.

La Comisión Europea está haciendo una gran labor en el desarrollo de las políticas sociales para las personas con discapacidad. Algunos de los temas que preocupan es que dichas medidas puedan verse afectadas por la crisis actual, ¿qué opina al respecto?

Entendemos estas preocupaciones: las gente está perdiendo su trabajo y las personas con discapacidad se encuentran a menudo en una situación más vulnerable, de ahí surge el riesgo real de que se encuentren entre las primeras víctimas de esta crisis. También existe el peligro de que el recorte en los gastos públicos pueda afectar a los servicios que son importantes para las personas con discapacidad. Por ejemplo, que se destinen menos fondos a la oferta de servicios sociales en la comunidad, con la consecuente reducción de la calidad de la atención y de la calidad de vida.

Además, existe el riesgo de que, aplicando las medidas para abordar la crisis, los políticos puedan reducir recursos sobre la sanidad y la atención a largo plazo.

Pero también podemos ver la crisis desde otro ángulo, como una oportunidad para las personas con discapacidad. Los gobiernos están incrementando la inversión pública con el objetivo de aumentar el número de empleos y apoyar aquellos sectores que están pasando por mayores dificultades.


El paro es una de las consecuencias directas de la crisis. Preocupa, en concreto, la situación de las personas con discapacidad. Además de medidas como los programas operativos e incentivos a las empresas, ¿existe un plan de choque concreto para este colectivo?

Pese a que se ha progresado mucho en los últimos años, aún faltan mejoras en el ámbito de la situación laboral de las personas con discapacidad. Pero esto ya ocurría incluso antes de la crisis. Entiendo que haya un temor creciente ahora que parece que las mejoras realizadas en los últimos años vayan a perderse por una crisis general. Más aún cuando la situación de las personas discapacitadas es más vulnerable en el marco del mercado laboral, por ello, su desatención no es un temor irreal.

En 2010 el plan vigente relativo a más y mejor empleo llega a su fin. Éste será reemplazado por una nueva “Estrategia de Lisboa”, por la que la UE prestará una atención especial a las actuaciones enmarcadas en el empleo y asegurará que las personas con discapacidad no salgan perdiendo. Este momento coincidirá con la presidencia española, con la que trabajaremos en una nueva estrategia sobre discapacidad para los años siguientes a 2010, siendo el empleo un elemento primordial.


¿Considera que la sociedad aún está mal informada sobre las posibilidades que ofrecen los discapacitados? ¿Cree que las campañas de sensibilización y concienciación deben reforzarse tanto para las administraciones públicas como para la sociedad en general?

El potencial de las personas con discapacidad como grupo competente y productivo está ampliamente subestimado no sólo por los empresarios, sino también por los compañeros. Sólo necesitan incorporar pequeñas adaptaciones en el lugar de trabajo.

Además, el coste de estos cambios a menudo están cubiertos por los fondos nacionales. A nivel europeo, la directiva sobre Igualdad en el Empleo que prohibe la discriminación de las personas con discapacidad en el ámbito laboral, exige la adaptación adecuada del lugar de trabajo. Por ejemplo, un horario flexible, instalación de rampas para personas con movilidad reducida, pantallas de ordenador específicas, etc. Acabamos de publicar un estudio con ejemplos que muestran cómo estas adapataciones en el trabajo pueden obtener grandes resultados al tiempo que enseñan a los empresarios dónde encontrar el dinero para cubrir los costes y a quién contactar para más información.

También hemos desarrollado campañas contra la discriminación que muestran el potencial de las personas con discapacidad. Por supuesto, la sesibilización por sí sola no es suficiente, pero sí es necesaria y debe ir acompañada de buenas políticas y buenas prácticas de empleo.


El Parlamento Europeo ha aprobado la elaboración de una directiva sobre la discriminación múltiple, dirigida a la plena integración social de colectivos en riesgo de exclusión por motivos de género, discapacidad, religión o etnia. ¿Cómo está trabajando la CE en los casos concretos en los que se juntan dos factores como "mujer discapacitada"?

Efectivamente, el Parlamento Europeo ha dado su opinión favorable sobre una propuesta que realizamos en julio de 2008 de cara a la elaboración de una futura directiva que prohibe la discriminadción fuera del ámbito laboral por motivos de religión o creencia, discapacidad, edad u orientación sexual. Esta directiva viene a completar otra anterior que sólo afectaba a la discriminación múltiple en el entorno laboral.

Hemos formado un grupo de expertos sobre la no discriminación. Estamos tratando la situación en todos los Estados miembros, y se presentará un informe en el Encuentro sobre Igualdad del próximo mes de noviembre en Suecia. Nuestro informe también incluirá un estudio aparte que hemos encargado sobre los aspectos legales de la discriminación múltiple con un enfoque específico en la dimensión de género.


Las aplicación de las políticas comunitarias en materia de diversidad está en manos de los Estados miembros que deben adaptar su legislación. No siempre es fácil por el “choque” legislativo que pueda producirse. Desde la UE, ¿cómo garantizan que este bienestar llegue a todos los ciudadanos?

La Unión Europea tiene uno de los mayores marcos legislativos en materia de no discriminación del mundo. Pero, a pesar de que se han hecho muchos progresos, muchos europeos aún sienten que la discriminación sigue extendiéndose: el 15% dice que la experimentaron personalmente el pasado año, y el 29% afirma que han sido testigo de ello (Special Eurobarometre Survey 296 (2008)).

La Comisión está activamente implicada en asegurar la adecuada aplicación de las directivas existentes contra la discriminación. La impresión general es positiva. La transposición de las Directivas a las legislaciones nacionales ha tenido un impacto tangible en la lucha contra la discriminación. Pero la transposición de las normas europeas en leyes nacionales es sólo una parte de la historia. Los Estados miembros también necesitan asegurar que sus sistemas para evitar víctimas y sus actividades de sensibilización son efectivas desde la base. Las personas tienen que conocer sus derechos y ser capaces de usarlos.

Así, el éxito de la protección legal de los derechos de los individuos debe ir acompañada de la promoción activa de la no discriminación y la igualdad de oportunidades.

La información sobre la legislación existente es una condición previa para que las víctimas potenciales puedan hacer uso de ella y para que empresarios, servicios públicos y administraciones conozcan sus obligaciones. Sin embargo, el conocimiento de la legislación sobre la no discriminación aún permanece en un nivel bajo. Si se quieren realizar más progresos, los mayores cambios a realizar incluyen la lucha de los estereotipos y los prejuicios en todas sus formas. La campaña de la UE “Por la Diversidad –Contra la Discriminación” (iniciada en 2003) está siendo actualmente reforzada con la estrecha cooperación con los grupos de trabajo nacionales que representan al cojunto de la sociedad civil, los gobiernos, agentes sociales y otros implicados.

La Comisión ha ayudado a incorporar de una manera más firme la gestión de la diversidad en la agenda estratégica empresarial y en las actividades de las compañías en Europa a través de diversas actuaciones en este sentido en los últimos años, y continuará haciéndolo. Esto es importante porque Europa se enfrenta a grandes retos: los avances tecnológicos, el descenso de la economía, la globalización, y el envejecimiento y aumento de la diversidad de la población conllevan mayores cambios en la sociedad y necesitan respuestas políticas innovadoras, incluyendo también respuestas por parte de las compañías. Al respecto, estamos muy satisfechos por el trabajo que ha realizado España desarrollando el “Charter de la Diversidad”.
 

Desde Bruselas, ¿qué opinión se tiene sobre el trabajo de la Fundación ONCE como intermediaria del programa operativo para el empleo y formación de las personas con discapacidad?

La Fundación ONCE tiene una muy buena imagen en Bruselas. Somos conscientes del trabajo que la Fundación ONCE desempeña no sólo en la promoción de oportunidades de empleo para las personas con discapacidad, sino también como un empresario activo de los discapacitados.

El papel activo que juega la Fundación ONCE en relación al uso de los Fondos Sociales Europeos para mejorar la contratación de las personas con discapacidad podría utilizarse como modelo para inspirar a otras organizaciones de Europa. Es importante compartir con los otros países los resultados de esas actividades para que puedan aprender de estas experiencias.

 

Nathalie Domínguez