
Y su soledad es más duradera que la del resto de la población
Redacción
La mitad de las personas con discapacidad sufren soledad no deseada, una cifra superior en casi 35 puntos a la registrada entre el resto de los ciudadanos, tal y como recoge un informe elaborado por el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES), presentado en la sede de Fundación ONCE en Madrid.
Titulado ‘Estudio sobre discapacidad y soledad no deseada en España’, cuantifica el aislamiento involuntario en este segmento de la población, explorando las potenciales causas y correlaciones en función del sexo, la edad y grupos de discapacidades.
Tras el análisis de datos, alerta de que la soledad «es un problema persistente» en este colectivo, y concluye que la sufren más las mujeres que los hombres, los jóvenes y mayores y quienes viven en ciudades o núcleos de población medianos o grandes.
El informe se presentó en un acto que contó con la participación de la secretaria de Estado de Derechos Sociales, María Rosa Martínez; el presidente del Grupo Social ONCE, Miguel Carballeda, y la presidenta de SoledadES, Matilde Fernández.
En su intervención, la secretaria de Estado destacó el hecho de que el informe «aportará luz» y servirá como «hoja de ruta» para estudiar con rigor esta realidad y ayudar a ser capaces de implantar políticas más inclusivas. En su opinión, las soluciones pasan por alejarse de la idea de que la soledad es algo negativo en sí mismo; abandonar el estereotipo de que afecta a las personas mayores, y ser conscientes de que es un problema colectivo que afecta a la salud de la democracia. «La soledad no deseada es un problema de justicia social», aseveró, y las soluciones hay que abordarlas de una manera transversal, concluyó.
Por su parte, Carballeda destacó que este trabajo ayuda a entender una realidad tantas veces invisible: la soledad de las personas con discapacidad. En este sentido, recordó la suerte que tienen estas personas en España de contar con una organización como la ONCE, que ayuda a afrontar las dificultades y a encontrar trabajo digno a sus afiliados. Esta entidad, afirmó, sabe escuchar, algo fundamental para combatir la soledad no deseada.
EL ESTUDIO
Para elaborar el estudio, sus autores han realizado una encuesta a 795 personas con discapacidad mayores de 18 años y, para comparar los resultados obtenidos con los de la población sin discapacidad, han utilizado también datos del Barómetro de la soledad no deseada en España 2024 (SoledadES, Fundación ONCE, Fundación AXA, 2024).
Entre las conclusiones, la cronificación de la soledad no deseada: cuatro de cada cinco personas con discapacidad (79,9%) que sufren soledad llevan en esta situación desde hace más de 2 años y un 73,6% desde hace más de tres, lo que coloca en el 40,4% el porcentaje de soledad prolongada entre la población con discapacidad.
Tal y como explicó Matilde Fernández, el informe analiza además la condición de soledad en función del sexo, edad, situación laboral y familiar, vivienda o estado de salud, entre otras variables, y concluye que sufren más soledad las mujeres que los hombres, los jóvenes y mayores y quienes viven en ciudades o núcleos de población medianos o grandes.
Así, atendiendo al sexo y edad, constata, como ocurre en la población sin discapacidad, que la soledad no deseada es más frecuente entre las mujeres (54,3%) que entre los hombres con discapacidad (45,7%) y entre los más jóvenes y mayores (65,7% en personas de entre 18 y 29 años) y 64,1% entre encuestados de 65 y más años.
En cuanto al hábitat, el texto indica que existe una relación directa entre el tamaño de la población del municipio y la prevalencia de la soledad en personas con discapacidad. En municipios con menos de 10.000 habitantes, el porcentaje de soledad es del 41,4%, mientras que, en localidades con más de 500.000, esta cifra alcanza el 56,5%.
RELACIONES
Un factor vinculado con la soledad que analiza el trabajo es el de las relaciones sociales y familiares. El grado de satisfacción con la cantidad de relaciones familiares y de amistad es «clave». Así, más de la mitad de las personas con discapacidad que sufren soledad no deseada afirman tener menos relaciones familiares y de amistad de las que desean (56,3% y 69%, respectivamente), valores que no difieren de los de las personas sin discapacidad (52,5% y 67,5% respectivamente). En comparación, entre las personas que no sufren soledad no deseada este porcentaje no llega a la cuarta parte, al 22,6% y al 26% respectivamente.
Unido a esto, el estudio se fija en la relación entre mundo digital y soledad y constata que las personas con discapacidad presentan una brecha de acceso y utilización significativa respecto de la población general en lo que a acceso y uso de internet se refiere. No obstante, el 53,5% de ellas considera que la tecnología puede generar compañía.
En la misma línea, el informe indica que las personas con discapacidad que no sufren soledad se relacionan de manera presencial más frecuentemente con sus familiares (78%) y amistades (80,4%) que aquellas que sí se sienten solas. Entre estas últimas, un 37,5% se relaciona principalmente de forma virtual o a distancia con sus familiares y un 47,7% con sus amistades. Sin embargo, en algunas relaciones entre personas la comunicación digital no es una alternativa a la presencial, sino la única opción.
Y presencial o virtual, el apoyo siempre es necesario para las personas, pero el trabajo señala que en el caso de las que tienen discapacidad, las que no cuentan con ese apoyo son casi el doble entre quienes sufren soledad no deseada (12,9%) que entre las que no la padecen (7,3%). A esto se le suma que la mitad de las personas con discapacidad que viven en soledad (53,9%) consideran que la calidad de sus relaciones familiares es mala o regular.
Con respecto a estudios y trabajo, el documento indica que «el desempleo es un factor de riesgo de soledad importante», ya que las personas con discapacidad desempleadas presentan una prevalencia de soledad mayor que aquellas que se encuentran ocupadas (65,8% frente a 46,6%).
En cuanto a salud y soledad, las personas con discapacidad con peor estado de salud se sienten más solas y, a la vez, el sentimiento de soledad agudiza los problemas de salud. La prevalencia de la soledad no deseada en personas con discapacidad que perciben su estado de salud como muy malo es mayor (77,2%) que la de aquellas que aseguran tener un estado de salud muy bueno (26,4%).
Dentro de la salud, el informe analiza el estado mental de las personas con discapacidad, comprobando su influencia directa en el comportamiento de la experiencia de soledad. Más de la mitad de las personas con discapacidad que sufren soledad no deseada han padecido también acoso laboral, escolar o de pareja (58,9%).
Esto puede tener una relación con el hecho de que el 50,9% de la población con discapacidad que se siente sola en España haya tenido pensamientos suicidas o autolesivos frente al 23,7% de personas con discapacidad que no sufren soledad no deseada. De hecho, la asistencia a terapia psicológica aumenta más de 20 puntos entre las personas con discapacidad que padecen soledad respecto de quienes no la sufren.
RETOS
Finalmente, el trabajo plantea una serie de retos o recomendaciones para abordar el «complejo y multidimensional» problema de la soledad no deseada entre las personas con discapacidad: diseño de programas que aborden tanto los factores estructurales como los individuales del aislamiento involuntario, en lugar de tratar solo sus síntomas; involucrar en ellos a los ciudadanos con discapacidad; ofrecerles ayuda incluso si no la solicitan explícitamente; generar conocimiento periódico y sistemático sobre el fenómeno, y eliminar barreras de todo tipo en torno a las personas con discapacidad, lo que incluye el mejor acceso al mundo digital.